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21 Septiembre 2011 El presidente de la Diputación, Javier Moliner, presenta 15 medidas para el futuro de Castellón y destaca el apoyo a los sectores económicos. Las Provincias | Noticia Si la etapa de Carlos Fabra al frente de la Diputación Provincial se centró en el desarrollo del turismo del golf (y, en consecuencia el residencial) como clave para potenciar la economía provincial, Javier Moliner dio ayer sus primeros pasos en busca de su propia gestión y, a la vez, de independencia política. En un contexto de grave crisis económica y con todos los planteamientos de campos de golf en un cajón de la Conselleria de Infraestructuras desde hace años, Moliner dejó claro cuál es su idea de turismo para la provincia: el turismo de salud. Sin renunciar a nada, pero poniendo el acento en el interior y los balnearios como apuesta para captar turistas. Al mismo tiempo, Moliner aseguraba que su principal compromiso (o tal vez el más inmediato) es la puesta en marcha del aeropuerto de Castellón. A juicio del presidente, la infraestructura atraerá al año a 600.000 turistas y prevé que haya un tráfico aéreo de 5.500 aviones al año. Al mismo tiempo, Moliner desarrolló 15 medidas para impulsar Castellón y, a su vez, se centró en la necesidad de proteger los principales sectores económicos: azulejo, citricultura y el apoyo a los emprendedores. La Diputación de Castellón tiene como objetivo colaborar con los agentes turísticos para que «el Patronato de Turismo se convierta en un aliado que permita el desarrollo de nuevas estrategias turísticas internacionales», dijo ayer Moliner ante decenas de personalidades de la política y la empresa. Como medida concreta, el presidente anunció la creación de un foro multicultural internacional capaz de aglutinar «todo el talento cultural del Mediterráneo». Es decir, que la provincia sea un refrente en la organización de grandes eventos vinculados a la cultura. Además colaborará con la FUE y el primer paso será la organización del XV Congreso de Turismo Universidad y Empresa que se desarrollará en 2012. Además, se plantean la creación de una guía conjunta del turismo de la provincia de Castellón; la capital será, en palabras de Moliner, «el banco de pruebas» de esta iniciativa. Moliner está llamado a ser el presidente que gestione la llegada de aviones a Castellón. Su compromiso es agilizar la apertura para que «lleguen 600.000 turistas al año» y prevé que tenga un movimiento de 5.500 aviones. Asimismo, se centrará el trabajo en captar a visitantes de economías emergentes como Rusia «y copar el área de influencia del norte de Europa», dijo. Es quizá la principal novedad de las recetas del presidente de la Diputación: la creación de un cluster en torno al turismo de salud, «basándonos en la calidad de vida mediterránea». El bienestar como arma y marca del territorio frente al turismo residencial «aprovechando que hay un gran nicho de mercado en Castellón para ello», dijo. A juicio de Moliner, el aumento en el gasto de salud de las familias españolas y la menor sensibilidad a los ciclos económicos «hace que el sector sanitario sea una de las opciones más destacadas a la hora de emprender un proyecto con financiación público-privada. La primera medida será la de contactar con los grandes grupos sanitarios de España para «la implantación de un gran proyecto de este tipo en nuestra provincia. La consecución de este objetivo sería la creación de un cluster», dijo, que quedaría reforzado por los balnearios que ya hay en Castellón. Javier Moliner lleva desde su toma de posesión como presidente de la Diputación recorriendo el interior de la provincia y es consciente de que muchas de las joyas de los municipios pequeños no cuentan con la suficiente promoción. De ahí que ayer anunciara que desde la institución se quiere dinamizar la economía de estas poblaciones. Las fiestas, los mercados medievales, la parte histórica y la gastronómica deben ir de la mano. Ya apuntaba maneras Moliner con la creación de la figura del diputado de Turismo de Interior (José Pons). Ayer, en la presentación de su estudio manifestó que se impulsará el compromiso de otorgar subvenciones a los negocios locales; patrocinar las actividades turísticas; fomentar ayudas para que los emprendedores regresen a estas poblaciones y, sobre todo, crear un equipo de trabajo para el desarrollo de nuevas ideas de explotación más allá de los sectores tradicionales. Por ejemplo, Moliner subrayó la promoción de actividades cinegéticas como creador de empleo. La Diputación quiere definir criterios comunes entre los diferentes motores económicos de la provincia (cerámica, mueble, agricultura o petroquímico) con la administración. Así las cosas, Moliner se compromete a establecer la misma línea de trabajo con los consellers de Economía (Enrique Verdeguer) e Infraestructuras (Isabel Bonig) para construir un canal de comunicación «fiable y rápido» que facilite «la toma de decisiones, agilice los procesos y la relación entre empresas, municipios y la administración autonómica». La provincia de Castellón arrastra un déficit histórico en infraestructuras. De ahí que Moliner se comprometa a que la provincia inicie los pasos a lo largo de este mandato para convertirse en un epicentro del transporte y sea un eje logístico. Y el presidente de la Diputación hizo un repaso al sinfin de infraestructuras pendientes de mejora o, directamente sin ejecutar, por parte de todas las administraciones. La finalización de la autovía de la Plana, continuando la CV-10 y la CV-13, así como del eje este-oeste de Castellón (la N-232) que debe llegar a Vinaròs, pasando por Morella para eliminar los actuales puertos. Asimismo, «es preciso el desdoblamiento de la autovía Vilanova-Torreblanca (CV-13), que sería una alternativa de acceso al interior de la provincia», señalaba. La A-68 debe ser ampliada a juicio del presidente y, por supuesto, su apuesta por el corredor mediterráneo como principal elemento de impulso a la provincia ya que, sobre todo, lleva aparejada la construcción del AVE. A ello se le añade el papel de PortCastelló y el futuro parque logístico Parc Castelló. Para ello se compromete a luchar ante las distintas consellerias y el Ministerio de Fomento. La institución provincial tiene como objetivo (que no es poco) solventar la dificultad de las pequeñas y medianas empresas a la hora de obtener un crédito, o bien refinanciar del que disponen. De hecho, esta es una de las principales reivindicaciones, aunque evidentemente es de las más complejas de solucionar si se atiende a las competencias de una diputación. No obstante, Javier Moliner anunció ayer en su programa «generar reuniones con la dirección de las principales entidades crediticias españolas para fomentar un escenario de diálogo que facilite la renegociación de las condiciones de los créditos de las empresas de la provincia», para, de esta manera, «garantizar el mantenimiento de los sectores productivos de la provincia en los próximos años». La Diputación quiere erigirse como la mediadora entre los bancos de la Comunitat y la Pymec para mejorar la flexibilidad del crédito, que es una de las principales causas del estancamiento de la economía y del continuo cierre de empresas medianas. Es una de las medidas más novedosas de las que presentó ayer Moliner: establecer un equipo de trabajo para captar fondos de inversión privados a proyectos de la provincia. En concreto, anunció la creación de una red provincial de Business Angels y fondos de capital riesgo que suponga una plataforma de relación con las empresas y los emprendedores. Es el paso previo hacia la creación de proyectos con financiación mixta a lo largo de esta legislatura ya que «la llegada de capital extranjero supondría la participación en nuevos mercados, el aumento de la eficacia productiva a través de la reducción de costos y la exploración de activos estratégicos». La Diputación quiere estar al lado de Ascer, la patronal cerámica, y uno de los compromisos es poner al alcance de los empresarios e investigadores el centro de documentación del IPC (Instituto de Promoción Cerámica), para optimizar este servicio que depende de la Diputación. Además se propone ampliar la promoción de las aplicaciones de la cerámica a través de la arquitectura y edificios públicos y, en tercer lugar, el objetivo de Moliner es crear premios y eventos que impulsen la formación y la investigación. No en vano, Castellón capitaliza el 38 por ciento de toda la producción europea de azulejos y representa el 7 por ciento de la creación a nivel mundial. De ahí que las políticas de promoción en todo el mundo seguirán el mismo camino. La Diputación centra su apoyo a la agricultura para los próximos cuatro años en conversaciones con los principales colectivos de productores y, sobre todo, en la promoción de productos autoctónos de la provincia: Catí y su queso, Benassal, la trufa del Maestarzgo o la Clemenules son alguna de las variedades a las que hay que dar impulso para que lleguen a las mesas de todo el mundo. Junto a una red de vivero de empresas y el desarrollo de las pymes, Moliner quiere que la Diputación sea un «agente conector» entre todos los actores de la economía como herramienta para crear nuevas empresas y avalar las ideas más innovadoras. Las políticas inmeditas pasan por un 'think thank' provincial liderado por el CEEI y Espaitec. Desde el primer día Moliner ha detectado la necesidad de consolidar la marca Castellón; de ahí que se quiera crear un lema a modo de paraguas (Castellón, Spain) como eje vertebrador de toda la economía en contacto con los mercados mundiales y los nacionales. Para ello se negociarán canales de promoción con el Consell y el Ivex. Ante la apabullante crisis de la citricultura, la Diputación considera que el camino a seguir es la investigación en este sector. La supervivencia de esta tradición pasa por «la investigación y el cultivo de variedades genéticamente superiores». Asimismo, se pretende abrir nuevos mercados a la exportación de cítricos ante la elevada competencia de otros países productores. El sector tal vez más innovador de Castellón es el de las fritas, esmaltes y colores cerámicos. De ahí que el presidente quiera hablar con el Ministerio de Industria para desarrollar acciones de reconocimiento y fomento del sector, así como impulsar su desarrollo sostenible. «La formación es ahora más que nunca un elemento clave para el desarrollo» de la provincia, dijo Javier Moliner. De ahí que el presidente haya adquirido un compromiso de reforzar la formación en todos los niveles y puestos de trabajo de los diferentes sectores: del trabajador al empresario. Se debe buscar, sobre todo, la especialización y la excelencia.
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